Esta raza es conocida por su gran corazón y por su fuerte deseo de acompañar a su amo. Es un compañero infatigable y se lleva bien con otros animales de la casa, otros perros e incluso gatos.

Se cree que desciende de un perro utilizado por los campesinos belgas del siglo XVII para limpiar sus establos de ratas; entre los ancestros de la raza moderna se encuentran el affenpinscher, el carlino y el Ruby spaniel. Es un perro robusto y elegante, de cráneo ancho y redondo y stop pronunciado. Los ojos, de color muy negro, son muy grandes, salientes y separados. Las orejas son aguzadas. El cuello es corto y el pecho bastante largo y profundo. La cola se amputa a dos tercios. El pelaje es de longitud mediana, duro y lanudo, de colores negro y canela, que se entremezclan en todo el cuerpo. También son aceptables el negro puro y el gris. Se caracteriza por la longitud del pelo del hocico y las mejillas, que le da un aspecto de gnomo barbudo.

Los cuidados que requiere este perro son sencillos, excepto los que se refieren a su corto hocico, que les ocasiona un fuerte lagrimeo. El repliegue de la piel entre la frente y la nariz debe limpiarse frecuentemente y con cuidado para evitar inflamaciones. Frecuentemente llegan a los 15 años de edad o los superan. Es un perro inteligente, curioso y muy sensible, con un carácter seguro de sí mismo y equilibrado. Es activo y siempre está dispuesto a correr y juguetear. Es un animal muy limpio y fácil de educar. El Griffón de Bruselas tardó poco en pasar de las granjas y patios interiores a ser considerado como un perro de compañía lujoso, que se convirtió en el favorito de la corte belga. Es también un perro muy vigilante, que ladra en voz baja.